Mientras que en muchos lugares puede asemejarse al invierno, el equinoccio de primavera del 20 de marzo significa que la primavera ha regresado al Hemisferio Norte. Este evento marca el comienzo del renacimiento de la naturaleza. Para muchos de nosotros la primavera infunde una sensación de renovación y un deseo de volver a comenzar. A menudo, comienza literalmente con un “borrón y cuenta nueva”, con una limpieza de primavera. Este año, comienza la primavera despejando de tu vida todo lo innecesario, y despréndete de todo aquello que te agobia y deprime.
Los investigadores sugieren que vivir en un hogar rodeado de muchas cosas aumenta las hormonas del estrés, especialmente en las mujeres. Muchas mujeres relacionan un hogar ordenado con el éxito y, por lo tanto, piensan que un hogar desorganizado y desordenado es símbolo de fracaso. Al desorden se lo ha relacionado con sentimientos de ansiedad e irritabilidad, provocando en consecuencia trastornos en el sueño y afectando claramente la concentración. Nuestros hogares deberían ser un refugio pacífico; y es difícil tomar un descanso y relajarse en un entorno totalmente desordenado.
Dicho eso, debemos también remarcar que no es fácil desprenderse de las cosas materiales. Nos apegamos a ellas porque poseen un valor emocional. Nos aferramos porque pagamos mucho dinero por ellas y no queremos desperdiciarlo. Tememos arrepentirnos de deshacernos de ellas porque en algún momento las podríamos necesitar o extrañar. La realidad es que, si no usamos, admiramos o disfrutamos algo del año anterior, apenas notaremos su ausencia en éste. Mientras tanto, sufrimos por el peso de todo ese desorden. Los objetos poseen energía. Deshacernos de los objetos que no necesitamos o no deseamos puede ayudarnos a renovar nuestra energía y a darle lugar a la abundancia y a la satisfacción en la vida.
Ordenar puede convertirse rápidamente en una tarea abrumadora, de manera que debemos manejarla planificando un programa realista, que podamos cumplir. No esperes ordenar todo el lugar en un fin de semana o podrías quedar atrapado entre más cosas al lunes siguiente. Concéntrate en una habitación por vez y no más de dos o tres horas. Podrías dividir los lugares que se encuentran lleno de cosas en pequeñas tareas. Por ejemplo, no apuntes a ordenar tu habitación en un día. Comienza con el armario. Una vez que hayas finalizado, sigue con los aparadores. Luego, ordena las mesitas de luz, los estantes de libros, etc. Esto podría llevarte muchos días, pero está bien...sólo tómate tu tiempo. Es probable que te haya llevado años acumular todas esas cosas.
Una vez que te sientas listo para trabajar en el desorden, comienza por etiquetar tres cajas: “basura”, “vender/donar” y “guardar”. Ahora revisa cada artículo y categorízalo. Intenta no pensar nuevamente en las cosas que hayas decidido deshacerte; sin embargo, no está demás echarle un segundo vistazo a la caja etiquetada como “guardar”. ¿Necesitas en realidad todo lo que hay en ella?. Si consideras que no, coloca esas cosas en la caja adecuada. En el momento que evalúes tus posesiones considera cuál es el propósito de ese elemento en tu vida y cómo te hace sentir. No te apegues a las cosas que no usas, no te preocupes o evoques los malos recuerdos.
Ahora que posees menos cosas, el paso más importante es lo que viene más adelante. Para asegurarnos de tener menos desorden, debemos ser conscientes de lo que traemos a nuestros hogares. Antes de comprar algo, piensa si realmente lo necesitas. Limítate a comprar únicamente cosas que necesites para reemplazar o tirar algo cada vez que compres algo nuevo. Gasta dinero de manera inteligente invirtiendo en cosas más caras, de mejor calidad y que perduren más tiempo.
Generalmente, la lección que aprendemos cuando ordenamos es que la felicidad no va de la mano del consumo. Utilizamos nuestra atención y concentración mucho mejor cuando disfrutamos de los que nos rodean y vivimos nuestras experiencias completamente comprometidos con ellas- ése es el tipo de cosas que alimentan realmente nuestra alma.