La vida resulta a menudo estresante. Está llena de altibajos. Alegría y tristeza. Ganas y pierdes. Otras veces es divertida y fácil, otras veces es dolorosa y desafiante. Todos sabemos cómo lidiar con las cosas buenas, pero ¿cómo afrontamos los eventos y las situaciones negativas? Algunas personas se recuperan del estrés de la vida con relativa facilidad, mientras que otras simplemente no parecen poder superar esos tiempos oscuros. Todo ello está vinculado a la capacidad de recuperación emocional, o más comúnmente conocida como resiliencia emocional.
La resiliencia emocional es la capacidad de mantener la calma ante un evento difícil o negativo, mantener las velas del barco firmes y capear el temporal. Las personas emocionalmente resilientes no dejan que una crisis los arruine o los desequilibre. Pueden ver que la oscuridad es solo temporal y tienen la fuerza suficiente para atravesarla.
Por supuesto, no todos estamos hechos de la misma manera o poseemos las mismas herramientas para defendernos. Si eres emocionalmente sensible o luchas con la ansiedad o la depresión, la capacidad de resiliencia emocional puede parecer un concepto totalmente fuera de tu alcance. Si bien algunas personas nacen con esta aptitud, se puede también aprender a desarrollar la capacidad de resiliencia emocional. No perfeccionaras la habilidad de la noche a la mañana, pero puedes nutrirla con el tiempo. Estos son cuatro pilares en los que te puedes apoyar mientras desarrollas, construyes y afirmas tu capacidad de resiliencia emocional:
Practica tu respiración. En una situación estresante, tu mente puede ser una mezcla de pensamientos y preocupaciones. Incluso puedes sentirlo físicamente: el corazón acelerado, sudor, mareos, náuseas, etc. La forma más sencilla de calmarte y recuperarte, por dentro y por fuera, es concentrarte en tu respiración. Un método común es inhalar mientras se cuenta hasta cuatro, contener la respiración contando hasta cuatro y exhalar contando hasta cuatro. Concéntrate en respiraciones lentas y conscientes para mantenerte fría y segura.
Sintoniza contigo misma. La resiliencia emocional requiere conciencia de sí mismo, una comprensión de tus creencias, percepciones, sentimientos y comportamientos. Esas cosas pueden afectar cómo nos sentimos y cómo actuamos en situaciones estresantes, por lo que si somos conscientes de cómo responderemos, es más fácil tratar de ajustar tus comportamientos. La autoconciencia también puede ayudarnos a ver debajo de la superficie y reconocer problemas no resueltos y problemas crónicos que continúan causando estrés en nuestras vidas.
Destierra los pensamientos negativos. ¿Tienes un monólogo al que recurres cuando las cosas están mal? Cosas negativas que te dices a ti misma en tiempos de estrés o crisis? Deja de golpearte y practica la autocompasión. Sé amable contigo misma en los momentos difíciles. Recuerda que eres fuerte y capaz; y deja de reprocharte por errores del pasado o cosas que no puedes controlar.
Fomenta las relaciones personales. Una base sólida de contención puede ser una parte importante de la resiliencia emocional. La resiliencia emocional nos ayuda a construir buenas relaciones y, a su vez, esas relaciones nos ayudan a superar eventos difíciles.
El desarrollo de la resiliencia emocional no es fácil. No todos estamos preparados de la misma manera para enfrentar el estrés y la crisis.
Si los tiempos duros son especialmente difíciles para ti, no estás sola y puedes aprender a enfrentarlos mejor en el futuro. Buscar ayuda en un asesor es una excelente idea para guiarte, acompañarte y empoderarte en el viaje personal hacia tu evolución espiritual.