Todos alguna vez hemos escuchado sobre el poder de la meditación. En algún momento fue una práctica espiritual reservada únicamente para yoguis y monjes, y hoy la práctica de mindfulness se ha convertido en una corriente masiva.
Se ha demostrado que la meditación disminuye y controla el estrés, la ansiedad, la presión arterial, ayuda a conciliar el sueño, mejora la memoria, acrecienta la capacidad de atención y favorece un bienestar emocional general.
Por muy efectiva que sea la meditación, la práctica de permanecer quieto y en silencio durante un período de tiempo prolongado no es algo que resulte atractivo para todos. Si buscas practicar mindfulness, la meditación no es la única opción. A continuación presentamos otras seis formas de despejar tu mente y estar en el momento presente:
Yoga
Cuando el ritmo de la vida actual no nos da respiro, la meditación nos ofrece la oportunidad de revertir esta situación y cultivar la distensión. Lo mismo sucede con el yoga. En yoga te tomas tu tiempo. Es un conjunto de movimientos conscientes y cuidadosos que requieren atención sobre el momento presente. Respira, suelta los prejuicios y libera los pensamientos negativos. Cuando tu mente comience a vagar, llévala a tu práctica. Concéntrate en tu respiración y en cada movimiento consciente que requiere el yoga.
Limpieza
Para la mayoría de las personas, la limpieza es una tarea menos que deseable. Pero si llegas a encontrarle la vuelta, puede llegar a ser una experiencia muy gratificante con la meditación. En lugar de decirte cuánto odias aspirar, por ejemplo, solo concéntrate en la acción en sí. Observa cómo la aspiradora recoge la suciedad de la alfombra. Escucha el sonido que hace. Siente como vibra en tu mano. Puede parecer una tontería, pero sumergirse en tareas cotidianas como la limpieza puede ayudar a calmar la mente y recordarnos que debemos ser conscientes del momento presente.
Música
Los beneficios de escuchar música son bastante similares a los de la meditación. Disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo. Incluso puede ayudar a conciliar el sueño y la memoria. Cuando escuchas la música que disfrutas, estás presente en el momento. Sigue las melodías, conecta con los ritmos y tal vez, a la noche puedas tararear o cantar la canción. Para hacer que tu experiencia con la música se relacione aún más con la meditación, genera algo de ruido: golpea un tambor de mano, sacude algunas maracas o golpea un cuenco tibetano.
Escribir
Volcar tus pensamientos en un papel puede sentirse literalmente como una limpieza de la mente. Siéntate en un lugar tranquilo con tu libreta o cuaderno de bocetos y escribe o dibuja lo que te salga en ese momento, totalmente libre de juicios. No se permiten gomas de borrar! Cuando sientes que en tu cerebro hay muchas emociones diferentes, sentimientos inconscientes o incertidumbre, deja que tus pensamientos fluyan libremente puedes ayudarlo a resolver todo y de esa manera experimentarás una sensación de alivio.
Danza
Hay algo en el hecho de danzar que es muy espiritual. Tu cuerpo se vuelve uno con la música. Te pierdes en el sonido y dejas que tu movimiento se apodere de ti. No es de extrañar que danzar sea una parte importante de toda sociedad en el mundo. El baile ha tenido un lugar en los rituales religiosos desde las culturas tribales por los eones. En la actualidad continúa siendo una práctica espiritual, sin embargo el poder de la danza meditativa es algo que también tú puedes descubrir solo en tu habitación. Pon tu canción favorita y déjate llevar por el ritmo.
Ejercicio
El ejercicio y la meditación tienen mucho en común. Ambos ofrecen beneficios sorprendentes para el cuerpo y la mente. Muchos atletas, por ejemplo, consideran sus trotes regulares como actos conscientes de atención plena. Necesitas estar en el momento, consciente de tu entorno y prestando atención a tu cuerpo. Por supuesto, no tienes que ser un atleta profesional para que el ejercicio sea tu meditación. Sal a caminar. Con un paseo de tan solo 20 minutos puedes liberar estrés, recargarte de energías y estar en el presente.